sábado, 1 de enero de 2011

Se colocaron las normales públicas con el mejor desempeño en el examen de ingreso

* Aunque fueron cuestionadas, la mitad de sus egresados en 2010 acreditó la prueba, según informe de la SEP

* Los nueve estados donde los estudiantes que salieron del último ciclo escolar quedaron a la zaga son: Aguascalientes, Sinaloa, Baja California Sur, Coahuila, Durango, Guanajuato, Hidalgo, estado de México y Tlaxcala
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Alumnas de la escuela normal rural Vanguardia de Tamazulapan, Oaxaca, toman claseFoto Marco Peláez
Karina Avilés
 
Periódico La Jornada
Viernes 31 de diciembre de 2010, p. 33
 
 
Pese a que han sido desdeñadas y a que su modelo educativo ha sido cuestionado por la lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, las normales públicas se colocaron como las instituciones con mejor desempeño en el Examen Nacional de Ingreso al Servicio Docente 2010, ya que cerca de 50 por ciento de sus egresados en este año acreditó la prueba.
De acuerdo con el informe Transformación de las escuelas normales, elaborado por la Secretaría de Educación Pública (SEP), los mejores rendimientos, en comparación con los de 2009 o de generaciones anteriores, los obtuvieron los estudiantes egresados en 2010 de Baja California, Campeche, Chiapas, Guerrero, Nuevo León, San Luis Potosí, Sonora, Veracruz y Zacatecas.
Si se analizan los resultados en relación con todas las generaciones, se ratifica que las normales públicas se colocaron por encima de las privadas o de otras instituciones, ya que 33 por ciento obtuvo un nivel de aceptable. En la edición 2009 de la evaluación, la cifra fue de 30.06 por ciento, por lo que de un año a otro hubo un incremento de tres puntos.
En contraste, 21.2 por ciento de los estudiantes de centros particulares y 20.9 por ciento de los alumnos provenientes de otras instituciones, acreditaron la prueba.
Los nueve estados donde los egresados del último ciclo escolar de las normales públicas quedaron a la zaga son: Aguascalientes, Sinaloa, Baja California Sur, Coahuila, Durango, Guanajuato, Hidalgo, estado de México y Tlaxcala.
En un proceso de reforma curricular y en un contexto en el que la presidenta vitalicia del SNTE, Elba Esther Gordillo, pretende que las normales se conviertan en centros para técnicos en turismo y por ello, según dice, se deben buscar vocaciones más cercanas al empleo en lugar de licenciaturas en pedagogía, las normales públicas han estado sujetas a un proceso de evaluación y capacitación.
Con base en el documento, varios factores contribuyen a explicar la mejora en el desempeño de los egresados de las normales públicas, sobre todo, de sus generaciones más recientes.
Desde 2008 se está produciendo una profunda transformación en las normales. Como parte de la reforma en marcha, en el pasado ciclo escolar se impulsaron acciones específicas para alentar un mejor desempeño de los alumnos, en particular, el Programa Emergente para Mejorar el Desempeño de los Estudiantes de las Escuelas Normales.
En dicho plan, se enfatizó el aprendizaje en las áreas de lectoescritura, matemáticas, historia y se promovieron programas de mejoramiento del profesorado. En el programa emergente se registraron 20 mil 234 estudiantes en matemáticas, 22 mil 546 en lectoescritura y 15 mil en apoyo a los rasgos del perfil de egreso, de acuerdo con el citado informe.

Escuelas y maestros, chivos expiatorios


Manuel Pérez Rocha
 
La argumentación que se repite una y otra vez es sencilla y, por eso, sirve para efectos de propaganda: a) en un mundo en competencia, la productividad es determinante para la economía de los países, b) la productividad depende de la calificación de la mano de obra, c) la calificación de la mano de obra depende de la calidad de la educación escolar, d) la calidad de la educación depende de los maestros. Resultado: los maestros son los culpables del atraso y las crisis económicas.
No exagero. Con algunas variantes, este es el razonamiento que hacen muchos políticos, empresarios y líderes de opinión en México y en Estados Unidos. El profesor Eric Hanushek, prestigiado investigador estadunidense que ha tenido influencia determinante en las políticas educativas del gobierno de ese país, afirma sin reservas: El futuro económico de Estados Unidos depende crucialmente de la calidad de nuestras escuelas, y añade: Los logros de los estudiantes están directamente relacionados con la calidad de los maestros. Ningún otro posible enfoque de las políticas escolares tiene la efectividad que posee la política de contratar y retener buenos maestros. Desde la época de Reagan hasta la fecha, el gobierno estadunidense ha asumido íntegramente este postulado, lo reitera en multitud de discursos y ha construido sus políticas educativas más importantes con la premisa de que los profesores cargan con la culpa de los males del país.
En nuestro país, el organismo privado Mexicanos Primero presentó hace unas semanas su estudio Brechas, en el que se describe muchas de las fallas del sistema escolar mexicano. En esa ocasión, el presidente de ese organismo culpó a la escuela no solamente de los problemas económicos, sino de todos los problemas del país. Dijo: Las desafortunadas consecuencias sociales de nuestros pobres resultados educativos son evidentes: empleo insuficiente, baja remuneración y pobreza extendida; poca competitividad; inseguridad; corrupción; una democracia puramente electoral, no participativa; manipulación electorera; patrimonialismo y dependencia; abusos en materia de derechos humanos; insalubridad; inequidad. Este organismo privado está patrocinado por grandes capitales y empresarios, entre ellos Televisa. ¿Qué proponen para resolver tan graves problemas? Meter en cintura a los maestros mexicanos, para lo cual formulan un plan de acción. El director de Mexicanos Primero señaló como meta central que cada niño tenga un gran maestro. Están siguiendo, al pie de la letra, la narrativa de la derecha estadunidense.
Hoy sólo una ingenuidad extrema admite que el mundo económico está constituido por países que compiten y triunfan en función de su eficiencia. En realidad, por encima de los países, en el sistema económico actual quienes compiten y dominan el mundo son grandes y medianos negocios industriales, comerciales y financieros, y organismos internacionales a su servicio, que triunfan no precisamente por su eficiencia y productividad, sino por su fuerza financiera y la aplicación de prácticas comerciales de todo tipo, entre ellas acaparamiento, especulación, engaños y fraudes.
En Estados Unidos, el Economic Policy Institute (EPI) ha hecho un análisis de la infundada e injusta inculpación a las escuelas y los maestros. En un artículo redactado por dos de sus investigadores, Lawrence Mishel y Richard Rothstein, publicado en la revista The American Prospect y titulado Las escuelas como chivos expiatorios, demuestra que en ese país el empleo, la escolaridad, los salarios y la productividad se relacionan de manera totalmente distinta a la que sostiene el juicio que se hace a las escuelas y los maestros. Por ejemplo, de 1990 a 2006 la productividad en Estados Unidos creció constantemente, apoyada por la misma fuerza de trabajo que en 1990 había sido señalada como culpable de la pérdida de competitividad frente a las empresas europeas y asiáticas, y culpable también de los bajos salarios. Demuestra, asimismo, con abundantes cifras, que ese notable aumento en la productividad no se vio reflejado en los salarios, los cuales se estancaron, e incluso descendieron, a partir de 2001.
También es falsa, por su generalización, la afirmación de que la productividad de las actividades económicas dependa de la calificación de la mano de obra. En Estados Unidos el incremento en la productividad no fue precedido por algún programa notable de formación de mano de obra. Asimismo, resulta falso afirmar que hay una deficiente preparación de la mano de obra para enfrentar los retos de los avances tecnológicos, pues las empresas estadunidenses han movido muchas de sus plantas a regiones y países que sin duda tienen una mano de obra menos calificada. Ponen como ejemplo a la industria automotriz que ha trasladado sus plantas a México. Podríamos añadir otros ejemplos, como el de la industria electrónica y muchas maquiladoras, tanto estadunidenses como de otros países.
Igual que en México, en Estado Unidos los últimos años se ha acentuado la concentración de los ingresos y la riqueza. En ese país, en 1980 el uno por ciento de la población con más altos ingresos recibía 8 por ciento del ingreso total, hoy recibe 20 por ciento. Ni en Estados Unidos ni en México hace falta, como dicen algunos, hacer primero el pastel para después repartirlo, ni es cierto que el deterioro de los ingresos de los trabajadores obedezca a la inadecuación de sus competencias para el trabajo, pues el desempleo alcanza con particular agudeza a los sectores calificados.
El diagnóstico que en Estados Unidos y en México culpa de tantos males a las escuelas y los maestros es totalmente falso y busca, como señalan los investigadores del EPI, desviar la atención que debería prestarse a las políticas fallidas en cuanto a la honestidad de nuestros mercados de capital, el rendimiento de cuentas de nuestras corporaciones, nuestras políticas fiscales y la administración monetaria, nuestras inversiones nacionales en investigación, desarrollo e infraestructura, y el juego limpio en el sistema comercial. También los mexicanos de México Primero ahuyentan estos cuestionamientos al sistema socioeconómico y político que los enriquece de manera obscena, y nos apuran a aceptar que sólo la educación de calidad cambia a México.


Tomado de: La Jornada, 30 de diciembre de 2010. Opinión.

Verdades incómodas Nueva York y el negocio de la educación pública